vie
10
feb
2012
“Digo, pues: Andad en el Espíritu...” (Gal_5:16).
¿Qué significa andar en el Espíritu? Algunos piensan que esto es complicado e
impracticable, pero en realidad no es así. Veamos cómo sería un día caminando en el Espíritu:
Primero, comienza el día con oración. Es necesario que confieses todo pecado conocido ya que así te dispones para que Dios te use como vaso limpio. Pasa un tiempo de alabanza y adoración; esto
afinará tu alma. Entrégale las riendas de tu vida, y así estarás preparado para que el Señor viva Su vida a través de ti. En este acto de compromiso y entrega: “renuncias a hacer planes y le
cedes el gobierno de tu vida”.
En seguida, abres tu Biblia y te alimentas de la Palabra de Dios. Aquí recibes un bosquejo general de la voluntad de Dios para tu vida. Y también puede que recibas de Dios alguna instrucción
específica para hacer frente a tus circunstancias presentes.
Después de pasar este tiempo en quietud, te levantas para hacer todas las cosas que están al alcance de tu mano. Por lo general éstas son las obligaciones comunes, rutinarias y mundanas de la
vida. Aquí es donde mucha gente tiene ideas equivocadas. Suponen que caminar en el Espíritu no tiene nada que ver con el mundo de los delantales y guardapolvos. Es precisamente en este terreno
donde debemos ser fieles y diligentes, llevando a cabo nuestro trabajo diario.
En el trascurso del día, cuando te acuerdas de algún pecado cometido, lo confiesas y abandonas. Al hacer memoria de Sus bendiciones lo alabas, dispuesto a obedecer a todo impulso para hacer el
bien y rechazar toda tentación al mal.
Es importante que sepas y aceptes que todo lo que sucede durante el día es Su voluntad para ti. Las interrupciones vienen a ser oportunidades para ministrar. Las decepciones forman una parte
importante de Su plan así como lo son las llamadas telefónicas, cartas, visitantes, etc.
“De la misma manera que dejas toda la carga de tus pecados y descansas en la obra consumada de Cristo, así también deja toda la carga de tu vida y servicio, y descansa en la obra interior
presente del Espíritu Santo”.
“Entrégate mañana a mañana a la dirección del Espíritu Santo y continúa alabándole en reposo, rogándole que te dirija a ti y a tu día. Cultiva el hábito de depender gozosamente de él momento a
momento y de obedecerle, esperando que te guíe, ilumine, censure, enseñe, use y haga en ti y contigo lo que desea. Cuenta como un hecho que él obrará en ti, aparte de la vista o los sentimientos.
Solamente creamos y obedezcamos al Espíritu Santo como quien gobierna nuestra vida, y renunciemos a tratar de manejarnos a nosotros mismos; entonces el fruto del Espíritu aparecerá en nosotros,
como él quiera, para la gloria de Dios”.
lun
14
nov
2011
Perspectiva para los tiempos difíciles
EFESIOS 3.19-21
Me gustaría hablar hoy acerca de las diferentes maneras cómo puede nuestra perspectiva impedir el logro de lo mejor que él quiere para nuestras vidas. Primero, nuestros procesos mentales en los momentos de dificultad pueden ser perjudiciales para nuestro éxito. En medio de la adversidad, es fácil que nuestra confianza vacile y quitemos nuestra mirada del Señor Jesús. Una vez que Dios deja de ser nuestro enfoque, el problema se magnifica. La negatividad puede vencer a la fe y aniquilar el ánimo. Entonces podemos estar tentados a claudicar, lo que obviamente frustra el plan de Dios para nuestro bien. Segundo, tendemos a ver el obstáculo en términos de nuestras propias fuerzas y recursos, en vez de los de Dios. El apóstol Pablo entendía claramente esto, porque dijo: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4.13). La competencia y el amor del Señor son ilimitados. él nos dará todo lo que necesitemos. A menudo desaprovechamos lo mejor que Dios tiene para nosotros, porque vemos el obstáculo como un problema en vez de una oportunidad. Los obstáculos son una manera que tiene el Señor de demostrar su tremendo poder y aumentar nuestra fe. ¿Qué sucede cuando nuestro enfoque cambia a una perspectiva espiritual en cuanto a las dificultades? La tristeza se convierte en alegría, y experimentamos gozo. Cuando Dios dio instrucciones a Josué, le reveló que Jericó sería derrotada. Pero él no siempre muestra el panorama completo; a veces nos lo revela gradualmente. ¿Por qué razón? Para que aprendamos a confiar en él cada día; el Señor quiere que dependamos de su guía hoy, y le confiemos el mañana.